¿Qué psicoterapia?
Alguna vez leí que
existen más de 400 tipos distintos de tratamientos psicoterapéuticos. ¿Mucho,
no?
Aún el 10% de eso es
mucho, e implica un cierto caos.
Esto me mueve a tratar
de diferenciarme de ese caos
clarificando como es la psicoterapia
que practico y que considero útil a los pacientes.
Para explicitar el tema,
voy a partir de lo que escribí en mi libro Homeopatía, bienestar y
longevidad, sobre conductas “que son nocivas para una persona o para las que la rodean”.
Explicaba que aunque hubiese algún peso en ellas de factores hereditarios “el
peso mayor en la generación de esas
conductas, lo tiene el factor familiar y ambiental, a través de malos ejemplos
para formar la identidad del niño, o el ejercicio sobre él de conductas
agresivas, violentas, dictatoriales, sumamente rígidas que reprimen las expresiones
espontáneas de cualquier tipo, sin reencausarlas adecuadamente.
Incluso, aunque sea difícil de creer, la excesiva seducción
de los padres, puede dejar al niño fijado sentimentalmente a ellos,
perjudicando su posibilidad de ligarse afectivamente con otras personas en
forma madura.
Asimismo lo afectan la falta de afecto, de comunicación y
de estímulo.
También la falta de protección o la falta de límites que
puede ser vivida como falta de protección.
La falta de límites, puede tener otro efecto. Al no
adquirir y aceptar durante la niñez, la ley como parte de la propia vida, esa
persona, al hacerse adulta, puede tener severos desajustes que le impidan una
normal vida en sociedad (llegando incluso a la delincuencia). Los niños que
reciben límites de una severidad inusitada, puede ser que tampoco puedan
incorporar la ley, porque algunos reaccionaran con rebeldía al sentirse
violentados”.
Actualmente considero otros factores como muy importantes.
Los padres conciente o inconscientemente pueden condicionar el apoyo y el
afecto que le dan a su hijo, al hecho de que el hijo cumpla con determinadas
exigencias. Si el hijo no “cumple”, se le hace sentir que no sirve, que no vale.
Eso generalmente (a veces hay otras reacciones) lleva a la baja autoestima.
¿Qué es lo que los
padres suelen exigir para querer a su hijo? Que se porte bien o sea que no
moleste, que sea estudioso, que sea “exitoso” (deportista destacado, o
mujeriego o rodeado de amigos o todo eso junto). Que sea admirado por los
otros. Y más adelante, que sepan ganar mucho dinero. Muchos padres desean que
sus hijos piensen como ellos, que tengan su misma ideología y aún sus mismos
gustos. La diferenciación del hijo la viven como una traición o como que el
hijo vive equivocado. Solo ellos “saben” lo que es adecuado para su hijo.
Hay padres que dan mensajes contradictorios
“enloquecedores”, pidiendo algo y simultáneamente exactamente lo contrario.
Creo importante señalar la actitud de aquellos padres que
creen que su hijo le “debe” la vida. Y con esa creencia demandan actitudes del
hijo que debiera pagar esa deuda con distinto tipo de acciones. Esos padres no
se dan cuenta que el hijo no debe absolutamente nada. Que tuvieron al hijo sin
preguntarle si quería nacer. Que el nacimiento respondió a un deseo propio. Que
ese deseo es una mezcla de imperativo instintivo con un imperativo cultural.
Evolutivamente estamos destinados a tener hijos, puede haber excepciones, pero
esa es la regla.
Los seres humanos nos constituimos, siguiendo modelos,
patrones de identificación que generalmente son los padres. En ese sentido, hay
que tener en cuenta que el modelo puede ser muy variable. Estas son algunas
características negativas que encontramos frecuentemente: egocéntrico, poco
afectuoso, agresivo, autoritario, con baja autoestima, depresivo,
desvitalizado, adictivo, autoexigente, negador de conflictos, fóbico,
narcisista, exitista, fanático, dogmático, engañador, fraudulento, hiperresponsable,
irresponsable, beligerante. Como se ve esta es solo una enumeración de
posibilidades. La realidad es mucho más
compleja, ya que una persona puede reunir más de una de las nombradas y
tener comportamientos donde a veces aparezcan unas, otras veces otras y también
puede que se manifiesten algunas contradictorias entre sí.
Primero a través de los padres y luego en forma directa,
también pueden influir en la formación de la personalidad los paradigmas
(patrones) sociales. Por supuesto que van cambiando con el paso del tiempo y
condicionan la expresión de distintas patologías. No es lo mismo en ese sentido la patología que puede
generar la educación represiva de la sexualidad que era típica de principio del
siglo pasado, que la que puede producir los patrones narcisistas que son
propios de algunas sociedades occidentales, o los que producirán la educación
fanática religiosa de ciertos grupos que ven al distinto como un infiel, un
enemigo a eliminar.
En la infancia a partir de figuras paternas y otras figuras
significativas como pueden ser otros parientes, educadores o figuras de
autoridad, se va formando un juez interno que Sigmund Freud a dado en llamar
superyó. Algunos pensamos que otro momento vital importante en la constitución
de ese juez interno es la adolescencia en la que se terminan de consolidar
juicios y valores, que esta vez surgen
desde un ámbito que es menos familiar y más social.
Como se ve, mi mirada coincide con aquellos que señalan que
la historia personal es la que va a
generar la patología o el desajuste que merece el tratamiento psicoterapéutico
y que en esa pesan factores que se inscriben y manifiestan en forma conciente
pero también inconsciente.
Entre otros autores que me interesan, sigo especialmente
las ideas de John Bowlby, psicoanalista
inglés que fue vicepresidente de la Sociedad Psicoanalítica Británica.
Dice Bowlby
“La conducta de
apego es cualquier forma de conducta que tiene como resultado el logro o la
conservación de la proximidad con otro individuo claramente identificado al que
se considera como mejor capacitado para enfrentarse al mundo” “Dada que se la
observa en casi todos los seres humanos (aunque según pautas variables), se la
considera parte integral de la naturaleza humana y como algo que compartimos (en
distinto grado) con miembros de otras especies. La función biológica que se le
atribuye es de protección.”
El niño necesitado de protección (y afecto) busca
instintivamente el acercamiento a ese otro individuo que en principio y en
circunstancia habitual es el padre y/o la madre que debiera convertirse en una
base segura.
Nuevamente Bowlby
“El concepto de base
personal segura a partir de la cual un niño, un adolescente o un adulto salen a
explorar y a la cual regresan de vez en cuando es un concepto que he llegado a
considerar decisivo para la comprensión del modo en que una persona
emocionalmente estable se desarrolla a lo largo de toda su vida.”
La interacción del niño con las figuras de apego, dará
lugar a la mayor o menor salud psíquica de éste, de acuerdo a como sea la salud
psíquica de aquellos a los que se apega.
Entonces volviendo a la pregunta inicial ¿que psicoterapia?
Aquella que haga foco en la revisión de la historia personal, buscando aquellos
factores que conciente o inconscientemente sean los que están condicionando
conductas o sentimientos capaces de producir sufrimiento. En ese camino, el
terapeuta no le “revela” al paciente dichos factores, sino que actúa como un
facilitador de esa búsqueda y de la elaboración reflexiva de lo encontrado en
la misma, al tiempo que incentiva un cambio
que lleve a un estado de satisfacción con la propia vida.
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