Resumen
La meritocracia supone la posibilidad de obtener determinados reconocimientos sociales o ventajas económicas, debido a méritos que permitirían posicionarse tanto en determinados puestos de responsabilidad, como en la consideración que los otros tienen hacia quienes realizan acciones que se consideran meritorias.
La definición de mérito no establece las condiciones para poder realizarlo. Este escrito propone que al no establecerlas, se da lugar a que la meritocracia parta de una falacia, ya que las condiciones para realizar algo considerado meritorio, las personas las adquieren en forma fortuita, por lo tanto, si para concretar algo se depende de cualidades a las que se accedió en forma fortuita, el resultado no debe ser considerado un mérito.
Accesoriamente se presentan algunas pocas de las muchas exposiciones (resumidas) , de las consecuencias que se producen sobre la sociedad, cuando se logra imponer en vastos sectores la convicción de que la meritocracia es algo útil y deseable.
Mérito (del Diccionario de la Real Academia Española)
Del latín.merĭtum.
1. Acción o conducta que hace a una persona digna de premio o alabanza. Hizo méritos para conseguir la victoria.
2.Derecho a reconocimiento, alabanza, etc., debido a las acciones o cualidades de una persona. Todo el mérito de la operación es suyo.
3. Valor o importancia de una persona o de una cosa. El cuadro de Velázquez es de gran mérito.
La palabra mérito viene del latín meritum, neutro de meritus (merecido), participio pasivo de merere (ganar, merecer).
La meritocracia
En muchas sociedades, en varias culturas se considera el mérito personal como algo muy valioso que justifica varias cosas:
a) admiración
b) el derecho a ocupar un lugar jerárquico
c) la desigualdad económica
d) distinta calidad de vida
Se obtendría lo anterior de pleno derecho, debido al esfuerzo bien realizado. El que se esforzó puede gozar de lo que tiene y el que no lo tiene, se considera que es porque no hizo suficiente esfuerzo, o no lo hizo en forma adecuada.
Yuval Harari dice en su libro de Animales a Dioses: “Si preguntamos a un capitalista empecinado sobre la jerarquía de la riqueza, es probable que oigamos que es el resultado inevitable de diferencias objetivas en las capacidades individuales. Según esta idea, los ricos tienen más dinero porque son más capaces y diligentes. Por eso, a nadie debería preocuparle que los ricos reciban una mejor asistencia sanitaria, una mejor educación y una mejor nutrición. Los ricos merecen ricamente todas y cada una de las ventajas de las que gozan.”
La vara meritocrática se aplica a casi cualquier ámbito de actividad, sea laboral, artística, deportiva, científica.
Algunos consideran que el planteo meritocrático es equivocado porque los individuos no tienen las mismas oportunidades.
El motivo de este escrito es plantear que la meritocracia es un planteo equivocado y aun injusto, porque más allá, de que exista o no igualdad de oportunidades, las condiciones para acceder al éxito en cualquier actividad, los individuos las tienen o no, en forma fortuita.”.
Es decir, dos personas con exacta igualdad de oportunidades, para poder alcanzar una meta necesitan algo más que eso, necesitan las condiciones para alcanzarla.
Si todas las persona nacieran en países iguales y en familias de igual poderío económico ¿eso garantizaría el logro de desarrollos personales iguales?
Por supuesto que no.
Efectivamente existirían algunas más capaces, voluntariosas, sensibles, eficientes, imaginativas, creativas, responsables, convincentes, comunicativas, con manejo de sus emociones, perseverantes, esforzadas, optimistas, fuertes, arrolladoras, carismáticas, de buena presencia, habilidosas, inteligentes, trabajadoras, talentosas, con aptitud artística, físicamente diestras, con capacidad de liderazgo, decididas, competitivas, con una salud aceptable, etc. que serían más exitosas que otras en desarrollarse en su respectiva actividad.
El origen de dichas cualidades depende, principalmente, de los siguientes factores:
los genes heredados
el apoyo emocional recibido en la infancia
la educación recibida
las circunstancias positivas o negativas en que transcurre la vida en los años de formación. Esto incluye tanto el país donde nacemos, el medio socio económico cultural donde nos desenvolvemos, el régimen político, el entorno, sea rural, pueblerino, citadino y en que parte de la ciudad, el tipo de medicamentos ingeridos, la alimentación recibida (especialmente si recibimos suficiente cantidad de proteínas), los tóxicos a los que hemos sido expuestos y otras influencias: telúricas como los campos magnéticos y hasta quizá las planetarias.
e) los modelos de identificación a los que podemos acceder
¿Cuál de esos factores depende de nosotros mismos? Ninguno. No elegimos nuestros padres (que nos aportan el apoyo emocional y uno de los varios modelos de identificación que recibimos), nuestros genes, las vicisitudes tempranas de nuestra vida, la educación que se nos da en nuestra infancia y adolescencia, ni los modelos que se nos presentan para poder identificarnos con ellos.
De los factores nombrados ¿cuáles podemos modificar? Por medio de la concientización podemos librarnos de aquellas identificaciones que en forma inconsciente están incidiendo en manera negativa en nuestra personalidad y reconocer aquellos hechos del pasado que condicionan inadecuadamente nuestro accionar. Pero si bien una persona puede cambiar con técnicas de autoconocimiento o con la educación adecuada, aquellos rasgos de identificación que sean nocivos para ella, también es cierto que el acceso a esa posibilidad es poco probable si algo fortuito no sucede para que se realice esa búsqueda y se encuentre ese camino.
Si nuestra conducta esta dictada principalmente por factores que no dependen más que del azar, la consecuencia es que lo mismo sucede con los logros o la falta de logros de cada uno y se invalida la idea de mérito, es decir, dado el factor azaroso, ¿cuál es mi mérito, si yo soy médico y otra persona basurero (una ocupación tan denigrada y tan necesaria en nuestra sociedad)?
He comprobado que esta idea en general produce rechazo, ya que es contraria a la convicción de mucha gente, que con esfuerzo, consiguió determinados logros valorados socialmente.
Se nos ha enseñado a valorar el esfuerzo realizado y también a desaprobar al que no lo realiza.
No está considerado el hecho de que poder hacer un esfuerzo o no poder hacerlo, dependa de algo fortuito que está por fuera de la decisión de cada uno y tampoco que si bien en muchos casos es el fundamento para conseguir una meta, en la mayoría debe ser acompañado de esas cualidades que se ha señalado que se tienen o no, en forma fortuita.
No he encontrado mucho escrito sobre la importancia de lo fortuito en el desarrollo personal. “Necesitamos reconocer que las personas nacen con diferentes talentos”, dice Peter Singer, profesor de bioética en Princeton: “La gente talentosa puede esforzarse para aprovechar al máximo sus capacidades, pero si no tienen las capacidades que nuestra sociedad remunera, no llegarán a la cima, no importa cuán arduamente trabajen.”
También el filósofo John Rawls en su libro Teoría de la justicia, habla de los talentos naturales como algo que le permita obtener a una persona, más que lo justo.
O ha afirmado “no merecemos el lugar que tenemos en la distribución de los dones naturales” también “igualmente problemático es el que merezcamos el carácter superior que nos permite hacer el esfuerzo por cultivar nuestras capacidades, ya que tal carácter depende, en buena parte, de condiciones familiares y sociales afortunadas en la niñez, por las cuales nadie puede atribuirse mérito alguno. La noción de mérito no puede aplicarse aquí” "el grado en que se desarrollen y fructifiquen las capacidades naturales se ve afectado por todo tipo de condiciones sociales y actitudes de clase. Incluso la buena disposición para hacer un esfuerzo, para intentarlo, y por tanto ser merecedor del éxito en el sentido ordinario, depende de la felicidad en la familia y de las circunstancias sociales"
Rawls alega que la distribución de los recursos, en particular el ingreso y la riqueza, “es el efecto acumulativo de distribuciones previas de los activos naturales –esto es, talentos y capacidades naturales–, en la medida en que éstos hayan sido o no desarrollados y su uso favorecido u obstaculizado en el transcurso del tiempo por circunstancias sociales y contingencias fortuitas tales como accidentes y buena suerte”
Aceptar todo lo hasta aquí expresado hace posible un replanteo acerca de como la persona se ve a si misma y como ve a los demás. No son válidos los planteos meritocráticos y tampoco el menosprecio de los menos afortunados.
La meritocracia y sus consecuencias ha sido analizada por muchos. Se han escrito gran cantidad de libros y artículos sobre el tema, muchos de ellos señalando las consecuencias negativas que las consideraciones meritocráticas, tienen sobre grandes sectores de la sociedad.
Algunas consideraciones sobre el tema que he tomado y a veces resumido, han sido:
Lo que es meritorio en una época no lo es en otra. Es decir lo que alguien hace puede ser socialmente valioso en un tiempo dado, e irrelevante en otro.
Ha sido una idea útil a quienes, desde una posición ideológica, quieren destacar el rol del individuo o sea la importancia del propio trabajo, por encima del rol del Estado.
Ha servido para justificar la desigualdad económico-social.
Ha creado la ira de los que no tienen éxito y deben culparse a si mismos por presuntas carencias. Muchos manifiestan ese enojo con un voto extremo o por acciones delictivas.
Se ha señalado también que la familias ricas pueden auxiliar a sus hijos para obtener algo que se obtiene por mérito, ayudando a que desarrollen sus méritos más que los otros. Esas ayudas son por ejemplo pagarles cursos que otros no pueden pagar, para que ingresen a universidades elitistas o facilitarles una red de contactos que les ayude en todo tipo de actividades.
Se ha apuntado que se ha transformado al merito en un falso ídolo, y la meritocracia formalmente benevolente y justa, se ha convertido en lo que se inventó para combatir. Un mecanismo de concentración y transmisión dinástica de riqueza y privilegios entre generaciones. Un orden de castas que genera rencor y división. (Daniel Markovitz profesor de abogacía de la Universidad de Yale)
En Éxito y suerte: la buena fortuna y el míto de la meritocracia, Robert Frank, profesor de economía en Cornell, explica: "Existe una naturaleza autoperpetuante en los mercados en los que el ganador se lleva todo: el éxito a menudo es el resultado de ciclos de retroalimentación positiva que amplifican pequeñas variaciones iniciales que crean enormes diferencias en los resultados finales". Si se tiene la suerte de ser un hombre blanco rico que vive en Nueva York, se lleva ventaja en la carrera y los mercados amplificarán la ventaja exponencialmente, haciendo técnicamente imposible que otras personas talentosas lo alcancen.
Peter Singer a más de reconocer los distintos talentos naturales argumentó que la meritocracia por sí sola no produce una sociedad que considere por igual los intereses de todos. Por lo tanto, es un ideal aceptable solo si se combina con una escala salarial que recompense adecuadamente a las personas que carecen de los talentos necesarios para los trabajos mejor pagados, pero que trabajan duro en otros trabajos, a menudo incluso más esenciales, desde maestros, enfermeras y policías hasta quienes hacen limpieza y recolectores de residuos. Sin una recompensa adecuada para todos los trabajadores, dice Singer, la meritocracia no es un ideal, porque deja a quienes, sin culpa propia, no pueden hacer el trabajo que está bien recompensado, en penurias inmerecidas.
Un planteo relaciona los efectos meritocráticos con el modelo de sociedad. La sociedad de EEUU cultiva los valores del planteo meritocrático (en su cultura y su funcionamiento) y un marco socio económico de concepción liberal. Los países nórdicos no se oponen al planteo meritocrático pero especialmente en los 70, construyeron un estado de bienestar. EEUU es un país con mucha pobreza, desigualdad y violencia. El estado de bienestar logra poca pobreza, desigualdad y muy poca violencia o sea corrige los efectos de la meritocracia. Es cierto que en el estado de bienestar han existido quienes se han aprovechado de cada resquicio legal en beneficio propio y eso a costa de perjudicar al resto de los ciudadanos que pagan altos impuestos. Pero dado el resultado de uno y otro sistema, quizá habría que pensar que este es un mal menor, tratar de corregirlo, si, pero sabiendo que nunca se va corregir totalmente.
En Meritocracy, Elitism and Inequality escrito por Jonathan J.B. Mijs y Mike Savage, los autores describen como la idea meritocrática se impone a lo largo del tiempo en la clase obrera en el Reino Unido. Para ello toman los datos de una encuesta hecha por International Social Survey, programa de encuestas sociales, una fuente para estudiosos de la opinión pública. La encuesta que ellos toman en cuenta, muestra como va creciendo (dentro de la clase obrera) la noción de lo importante que es “trabajar duro”. Los encuestadores consideran que la idea de “trabajar duro” es meritocrática, aunque mas democrática que la idea de “talento”. Desde 1980 junto con el aumento de la desigualdad, la creencia dentro de la clase obrera de que el éxito está determinado por el trabajo duro, también ha ido aumentando. En esa convicción se deja de lado como influye en la calidad de vida de los obreros, el modelo económico y distributivo que esté en vigencia.
Las personas pueden haber escuchado las noticias sobre desigualdad, así como a académicos, activistas y políticos que expresan su preocupación sobre el particular. Sin embargo, esos mensajes no han logrado resonar en cómo la gente ve sus propias vidas.
Los autores ven que paradójicamente, la creencia en la meritocracia en Gran Bretaña crece sin cesar mientras la sociedad británica ha crecido cada vez más desigual. Este hecho insinuaría que hay algo en las sociedades desiguales, que evita que los ciudadanos vean en toda su extensión la desigualdad y refuerzan su cosmovisión meritocrática.
La desigualdad es un hecho tan elemental
de la experiencia humana,
que la gente trata constantemente
de darle sentido.
R. Sennett Professor of Sociology,
London School of Economics; University
Professor of the Humanities, New York University;
London School of Economics and New York University
Martin Luther King Jr. se dirigió a los trabajadores sanitarios en huelga en 1968, horas antes de ser asesinado. "La persona que recoge nuestra basura es, a fin de cuentas, tan importante como el médico", dijo King, "pues si no hiciera su trabajo, las enfermedades proliferarían. Todo trabajo es digno".
Conclusión.
Partiendo de una falacia, la meritocracia tiene principalmente dos consecuencias. Sobre el individuo puede producir actitudes tan opuestas como una actitud arrogante, autosuficiente y carente de empatía o por el contrario suscitar sentimiento de inadecuación, insuficiencia, inseguridad, incapacidad.
En la sociedad, la consecuencia de la meritocracia es el aumento de una jerarquización injusta, de la desigualdad y la pobreza.